Es hermoso encontrarte en una placita cualquiera a una marionetista haciendo reir a un público tímido pero con ganas de divertirse. La callé siempre viva adquiere así un nuevo caracter, un nuevo vestido que la envuelve y la adorna y o hace volver a enamorarnos de ella, soñar como hace años con una vida bohemia viajando a muchos paises y viviendo en contacto con los lugareños. Me gusta ver que todavía hay gente con esos sueños.
Alimentos para el alma